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  Tipiando con la mayor suavidad del mundo para que nadie se despierte, sólo en la oscuridad, y con él sentimiento amargo de romper.

  Era realmente una oscuridad iluminada por la pantalla, pero iluminada apenas. Parece que todo estuviera claro, parece que la decisión es inerrante, aparecen las peleas y se oscurece tanto el entorno que te olvidas, durante la hora que duran, que tratabas de mantener la calma y la lógica.

  Tipiando con una fuerza que demuestra tu arrogancia, con un cálculo de palabra primitivo, en ese punto ya sólo quieres mantener tu punto de vista.

  Y así fueron las peleas que oscurecieron aquel amor hasta hacerlo invisible.

  Me bastó esa amargura al recordarte para dejar de amarte, incluso, tal vez  jamás fue amor. Sólo sé que en nuestra última pelea y cuando ya pude terminar contigo, enterré aquella semilla de nuestra relación (sueños de nosotros) lo más profundo posible, intentando lo imposible también, pero olvidándote para jamás volver a verte.

  Culpen a las placas tectónicas, pero mientras se enterraba la semilla una ola de tierra sacudió cortando las luces (y por ende cortando la pelea), destruyendo a su paso.

   Todos corrimos tan pronto como empezó a las puertas. Las paredes se sacudían de un lado al otro y crujían como si sufrieran con cada movimiento.

  Luego de aquellos minutos interminables un silencio lleno cada esquina y orilla, cada espacio vacío, y el sobrecogimiento te mantenía constantemente atento.

  Durante el sismo no hubo nada que no se moviera, nada que no se agitará frente a nuestro susto.

  Luego del sismo no hubo nada que nos mantuviera atados a la silla, aun que sea por radio saber de la existencia de otros. Intente vanamente saber de amigos y familiares, y al cabo de días pude recién conseguirlo.

  Pero ya una semana después aún no sabía nada de mi “ex”.

  Que fea palabra esa de “ex”, es tan discriminante o que se yo, me da un sentimiento de objeto, como si dejará de ser persona. También siento que presupone que ya va a llegar otra persona a mi vida, o sea, si bien  ya no volveré con ella tampoco significa que esté buscando a alguien. Por último por respeto a lo que fue nuestro amor. Pero aún no me da sentido la palabra “ex”. Siento que no se la merece. Después de todo supongo que me trae buenos recuerdos aún. Puede ser la costumbre a sus labios o el tenerla entre mis brazos y jugar con sus dedos. Podrán ser aquellos ojos claros atrapantes (realmente no eran claros, pero lo parecían con una dulzura y una luz propia), tal vez era un hechizo de esos que cuentan que hacen las brujas.

  No se merece tanto amor que le tenía. Amor porque realmente la querría, realmente sólo pensaba en ella, hasta en los sueños, donde normalmente nada es normal, estaba para ilusionarme. Amor porque el sueño también lo eras tú entre mis brazos, cada beso, cada segundo. Era amor aún que no en palabras.

  Y nunca te contentaste con mi amor. Aún cambiando no podría ser  quien tú querías. Esas fueron nuestras peleas de medianoche, tus llantos de madrugada, mis dudas del día a día y me decisión para terminar. Sin embargo ahora me doy cuenta de la idiotez.

  Te merecías otro mejor que yo, te amo y por eso tenía que dejarte ir. Pero como tan idiota para cometer tal error. No quiero perderte, no quiero que seas mi ex, quiero que sea otro sueño y despertar.

  Quiero recuperar esa semilla que el suelo removió, que la tierra perdió. Quiero tener el valor de decirte que te amo, decirte que eres tú quien ahora me mueve el suelo y las ideas, que me mantiene despierto en las noches sin poder soñarte.

  Quien dice que aún que volvamos no podres volver a soñar, tal vez logremos amarnos, tan simplemente como suena, aun que se repitan las mismas peleas, soñando juntos otra vez.

  Sería recuperar tu belleza onírica, esa cosa de aun lejos tenerte junto  a mí. Aún que por ahora sólo son sueños.